Eslida es un pueblo de la Serra d’Espadà con una fuerte pendiente y un casco urbano escalonado que culmina en un castillo. Su lavador, declarado Bien de Relevancia Local, forma parte de un rico sistema hidráulico tradicional de grutas, pozos y acequias. Sin embargo, su entorno actual no está a la altura de su valor patrimonial, distorsionado por una zona de juegos y un depósito en desuso.

El proyecto propone una regeneración basada en la reinterpretación del paisaje agrícola tradicional mediante bancales. Una pieza cerámica sinuosa articula la conexión entre el parque y la parcela adyacente, resolviendo accesibilidad, desnivel y generando espacios de descanso con bancos orientados al paisaje.

La vegetación juega un papel clave: un jardín frutícola de garroferos y cerezos, vegetación autóctona, cipreses y chopos contribuyen a generar distintos ambientes. Se integran también gradas cerámicas para usos culturales y lúdicos, y una nueva escalera que conecta con el Camí de la Vila.

El conjunto busca reforzar las visuales hacia la Serra d’Espadà y se propone como punto de partida de varias rutas senderistas, recuperando la esencia del lugar a través del diálogo entre tradición, cerámica y naturaleza.