La propuesta recupera un espacio hasta ahora degradado y sin significado histórico, situado frente a la iglesia de la Asunción y en el entorno de la Torre de Benissahat, para convertirlo en una nueva plaza de escala cercana al jardín. Este nuevo espacio público revaloriza elementos patrimoniales ocultos como la antigua cisterna del siglo XVII —vinculada al sistema de regadío tradicional— que se visibiliza a través de una lámina de agua.

El proyecto se integra dentro del llamado Camí de l’Aigua, una estrategia de regeneración urbana del patrimonio hidráulico local, proponiendo un entorno amable, humano y culturalmente significativo. La intervención favorece la interacción ciudadana, la mejora del microclima urbano y la conexión con la memoria del lugar. La cerámica, el agua y la vegetación son los tres lenguajes que articulan el diseño del espacio.